Cuando hablamos de Kaizen, nos referimos a un tipo de filosofía de origen japonés surgido después de la II Guerra Mundial que se puede lleva a cabo en las organizaciones, pero también a nivel personal.
Kai significa “cambio” y Zen es “bueno” haciendo referencia a la mejora. Por lo que la palabra en su conjunto se refiere a la mejora continua, es decir, la constante evolución. Este método integral permite a las empresas y a las personas que pertenecen a la misma desarrollarse y ser más productivas.
Pero para ello es vital la implicación de las organizaciones fomentando el desarrollo de las personas trabajadoras mediante la motivación, participación, comunicación y colaboración.
Basándonos en la filosofía Kaizen, el trabajo en equipo es un aspecto fundamental a tener en cuenta, mediante una correcta gestión de los equipos de trabajo el rendimiento será mayor, gracias a que el liderazgo es compartido, es decir, se debaten los aspectos a tratar buscando así la mejor solución al problema de manera colectiva.
Es verdad, que a veces las cosas no salen como se esperan, de ser así, es necesario asumir los errores que hayan podido surgir en el proceso entre todas las personas, y buscar las soluciones óptimas aplicando la mejora continua, convirtiendo las debilidades en fortalezas.
Incluso cuando los objetivos se alcanzan correctamente siempre hay un espacio para seguir mejorando, y obtener resultados aún mejores la próxima vez, satisfaciendo así las necesidades de la clientela y colaboradores de la organización.
El Kaizen también se puede aplicar a la vida personal, en nuestro día a día tenemos esa poco acertada “mania” de fijarnos objetivos ambiciosos que son difíciles de alcanzar a largo plazo.
Es conveniente por ello marcarnos pequeños retos, acompañado de pequeñas acciones día a día, ya que MENOS es MÁS, probablemente de esta manera veremos cómo los resultados son mejores y por lo tanto nos sentiremos más satisfechos.
El problema está que a veces queremos los resultados en el menor tiempo posible, pero se requiere una constancia rigurosa y disponer de los recursos suficientes, y ello es complicado, por lo que en ocasiones las cosas no salen como uno quiere. Es más gratificante por lo tanto marcarse pequeños retos y superarse día a día, y si algo no sale como se esperaba, volver a intentarlo.
"Nuestra mayor gloria no radica en no fracasar nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos" - Confucio
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