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lunes, 16 de enero de 2017

Aldalan, salario emocional.

Como se viene observando desde hace años las empresas y el empleo están en constante cambio, y así mismo también las personas trabajadoras.

Hoy en día uno de los principales objetivos a nivel laboral, una vez cubierto un salario económico "digno" (subjetivo ya que depende de la persona, sus circunstancias....) es la posibilidad de desarrollo, tanto profesional como personal. Atrás queda la priorización de un salario alto frente a todo lo demás, por lo un buen salario no es la garantía de que trabajadores y trabajadoras permanezcan en la empresa. Actualmente hay otras razones relativas al ambiente laboral o a las oportunidades de aprendizaje y crecimiento, por ejemplo, que hacen que el talento se quede en la organización.

Cuando hablamos de salario emocional se engloban todas las retribuciones no económicas. Es decir, se trata de beneficios intangibles que motivan a los y las empleadas, y ayudan a crear un buen clima laboral además de ser un motor importante en el incremento de la productividad y la mejora de la calidad de vida. En definitiva son aspectos que hacen que mantengamos una actitud positiva y ganas en nuestro puesto de trabajo.

Es necesario tener en cuenta que son aspectos subjetivos, esto es, según las personas podrán variar, pero en general se vinculan a satisfacer las necesidades personales, profesionales y familiares. Por señalar algunas formas de salario emocional podríamos nombrar la conciliación, las oportunidades de crecimiento y desarrollo, posibilidad de aprendizaje, la comunicación interna, los valores de la empresa, horarios y flexibilidad, ambiente de trabajo, etc.

El salario emocional puede ser fundamental dentro de los cambios que están dándose en el mundo laboral, ya que es un importante factor para las personas empleadas, tanto dentro como fuera de la empresa. Esto no solo influye de manera individual, pues la misma organización podrá verse beneficiada en tanto que la productividad aumentará y el clima laboral se verá afectado de manera positiva.

Además puede ser un elemento trascendental en la mejora de la salud laboral relativa a los riesgos psicosociales, de forma que las enfermedades derivadas de esos riesgos, las bajas, el ausentismo, etc. podrían reducirse, traduciéndose en una disminución de costes para la empresa.

Este nuevo modelo de gestión del capital lo están incorporando cada vez más empresas, dado que las personas que las integran así lo exigen. Es imprescindible que desde las áreas de RRHH y de dirección se tenga voluntad diseñar nuevas políticas retributivas que incorporen el salario emocional. Claramente, y ante todo, tiene que haber voluntad. Voluntad para ofrecer mejores condiciones laborales de cara a mejorar la calidad de vida de empleados y empleadas, lo que, a medio y largo plazo, se verá recompensado a nivel de la organización en general.

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