Innovación en las
organizaciones y en las personas… ¿en grandes o en pequeñas dosis?
La cantidad de veces que habremos
escuchado en debates y leído en periódicos esta palabra en los últimos
tiempos…casi como si fuera el único remedio para sobrevivir empresarialmente, e incluso llevándolo al terreno más personal: profesionalmente.
Desde luego, no cabe duda que innovar o reinventarse es uno de los puntos clave
para que una organización siga adelante pero ¿sabemos cómo innovar?, ¿en que grado?, ¿ hacia dónde?
La primera asociación que hacemos
es que la innovación supone un cambio radical o la creación de algo totalmente nuevo. Sinembargo innovar también es mejorar lo ya existente sin que suponga empezar desde
cero, esto es en pequeñas dosis.
Un error frecuente es la
tendencia al conformismo en las organizaciones cuando funcionan bien o van más o menos adaptádose o sobreviviendo. Esta tendencia también es innata en la persona, que aveces se instala en un puesto o una forma de hacer, aunque no sea la más eficaz.
En este
mundo tan cambiante y cada vez a mayor velocidad, nunca hay que relajarse y pensar que nuestra fórmula de trabajo
funcionará eternamente. Mantenernos en un estado de alerta nos ayuda a estar en
contacto con las demandas del mercado y las de nuestra propia empresa.
Una vez
que identificamos que es aquello que podemos mejorar, cambiar, introducir, o delegar... el siguiente paso,es actuar. Y esto una vez más tanto a nivel de empresa, como a nivel personal.
En el caso de una empresa, un cambio debe implicar al grupo de personal, y deben estar motivados hacia este. Cuanto más
implicamos al grupo en los méritos comunes, más apostemos por la información compartida, y por la formación, más beneficioso es para todos.
No
debemos olvidar que cada persona tiene unas habilidades innatas o aprendidas (creatividad,
iniciativa, comunicación) que aportan valor y facilitan la innovación.
Sin un
clima laboral adecuado es muy difícil que los trabajadores quieran asumir
riesgos y responsabilizarse de procesos que por ser nuevos exigen un compromiso
mayor. Y si ya es complicado salirnos de nuestra zona de confort, de la metodología a la que estamos habituados, mayor será si no nos acompaña nuestro equipo.
Sin embargo, no siempre un
pequeño cambio es efectivo y hace falta un giro mayor en la manera de hacer o
dirigir las organizaciones. Cuando esto ocurre hay que valorar aspectos como el
estilo de liderazgo o la situación emocional de la plantilla, evaluar si es el
momento idóneo para pedir a un equipo un cambio o si primero hay que
restablecer la confianza en la organización y posteriormente plantear un
proyecto nuevo.
Resumiendo, debemos ser
conscientes de que para generar cambio hay que hacer frente a situaciones
desconocidas, tensas y arriesgadas pero que, normalmente, nos hacen más fuertes
personal y profesionalmente.
“El hombre no puede descubrir nuevos océanos a menos que tenga el
coraje de perder de vista la costa.” (André
Gide)
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