Lo que sí es verdad; es que independientemente de nuestra situación actual más favorable o desfavorable, nos encontramos en una sociedad que tiene problemas, por denominar y englobarlo en una palabra la situación actual.
Estos "problemas" podemos decir que nacen por diferentes causas, pero lo que está claro es que nuestro ritmo de vida en todo los sentidos es muy acelerado y muy elevado, a veces nos hace perder ese horizonte que es tan importante tener marcado.
Es momento de "parar", y lo pongo entre comillas porque aunque suene incompatible hay que parar mientras seguimos avanzando.
Esa parada, debe suponer: 1. afilar el hacha. Hay ocasiones en las que " seguimos escribiendo y apurando con un lápiz que no tiene punta por no parar a sacársela", no le sacamos punta, porque no tenemos tiempo para ello, y al final hay que parar sacarle punta y volver a repasar todo lo que hemos escrito y no se lee. Y esta situación se repite y repite en nuestro día a día.
2. Es momento de valorar lo esencial, lo básico que al mismo tiempo es lo importante, y con esta aceleración hemos puesto la vista muy lejos, en vez de a las cosas que tenemos cerca, y que nos aportan riqueza personal.
"Hay que amar la vida, y no sólo la nuestra" Emilio Lledo.
3. Aprovechemos este momento para reconvertirnos a nosotros/as mismos/as, mirar que recursos tenemos y podemos explotar y externalizar en estos momentos y de que otros recursos están a nuestro alcance y no los habíamos visto.
Una vez más una mirada hacia nuestro interior, para encontrar nuestro potencial. Unido a la mira interior hay que pensar en crear, no copiar. Una creación propia, personal, y por la que apostamos, porque es en lo que creemos.
No está todo inventado y sino la prueba la tenemos en todas la creaciones, proyectos que casi a diario observamos. Todas las cosas nuevas y extraordinarias que vemos y diferentes al resto. Eso es lo que triunfa; lo diferente, extraordinario, y realmente "útil", o que así lo veamos las personas. Para crear algo único, hay que ser único uno/a mismo y a partir de ahí nuestro proyecto.
Son tiempos de trabajar en uno/a mismo/a, siempre mirando a los demás, teniendo presente a las personas que nos rodean, interactuando con ellas. Cuantas más interacciones más riqueza personal, profesional, social obtendremos. Es el principio de nuestro cambio hacia los demás, hacia el éxito-
Ahora más que nunca la ética, la visión compartida y la convivencia es la base para equilibrarnos ante un entorno desbocado y sin referentes, con metas indefinidas y puntos de llegada borrosos.
La oportunidad de pensar y pensar en común y comprometerse con lo que uno/a cree es algo a lo que hay que dar peso, y que no pase desapercibido en esta vida tan acelerada que a veces parece que nos movemos por inercia y que sólo hay una alternativa.
Será bueno que nos ocupemos de este compromiso ético con el mundo, porque el mundo lo necesita y nosotros/as también. Invertimos en los demás y crecemos gracias a ellos/as.
Necesitamos ahora más que nunca gente que sepa convivir, porque a mayor desquiciamiento, nerviosismo, individualismo mayor será la crisis y más dificultad para salir de ella. Toda rotura física o mental de cosas o de personas, tiene un coste social y económico impactante, y a veces un coste innecesario.
Dentro de poco las personas que sepan escuchar al otro/a, ayudar, compartir conocimientos, experiencias, establecer lazos de colaboración y ayudar que las posturas se acerquen. Será gente de indudable calor estratégico, porque cada día será más necesario gestionar el conflicto.
Es muy complicado en la oscuridad, ver una luz, pero el/la que se esfuerza, y pone todo su ímpetu la acaba encontrando y además llevándola consigo para que le vaya iluminando por su recorrido personal y profesional.
El pensamiento lleva a la conclusión pero sólo la emoción lleva a la acción.
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