Hacía mucho que no publicaba una fábula, que creo que son necesarias de vez en cuando porque a través de una fácil historia nos hacen reflexionar y valorar la esencia.
Esta semana que todas mis reuniones y acciones casi se han centrado en el emprendimiento, he seleccionado esta, que seguro muchos/as ya la habéis leído, pero como oí el otro día muchas veces no es acceder a cosas nuevas, sino recordar las que ya sabemos.
La liebre y la tortuga
Una vez, una liebre, se burlaba de las patas cortas y de la lentitud de una tortuga.
Ésta dijo a la liebre: "Puede que seas muy veloz, pero estoy segura de poderte ganar una carrera”. Sorprendida, la liebre aceptó el reto.
Llegó el día de la carrera y mientras la tortuga no dejaba de caminar aunque a paso lento, la liebre corrió rápidamente y al ver seguro su triunfo decidió echarse una siesta.
Poco después, la liebre despertó y vio a la tortuga llegar a la meta y ganar.
Lección:
La carrera del emprendedor es una maratón, no una prueba de velocidad. No existen atajos ni fórmulas mágicas para llegar a la meta; sólo aquel perseverante y trabajador es el que consigue triunfar en el mundo de los negocios.
No intentes saltarte etapas ni buscar el éxito fácil; la única receta es el trabajo duro.
Y además: nunca te duermas en tus laureles. No sabes cuándo un competidor, por más chico que parezca, pueda superarte y ganarte.
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