Parece mentira la
cantidad de entrevistas que hacemos a lo largo de nuestra carrera… y lo mal que
se nos da. Alguno pensará: “¿la cantidad? Yo he hecho DOS”. Nos equivocamos.
Veréis por qué:
La entrevista de: “veo
un anuncio-modifico el curriculum-lo envío-me llaman (un milagro!)-me citan un
día-voy y me encierran en un despacho con el de RRHH (o no ..) para pasar la
tortura de rigor”, es la más estándar, y probablemente la que más miedo da
y más intimida. Pero lo cierto es que no somos conscientes de la cantidad de
entrevistas informales, inesperadas y ocultas que pasamos constantemente.
Porque como ya hemos hablado más veces, cada uno somos en realidad
profesionales independientes que vendemos un producto: nuestra persona y
nuestro trabajo.
Como vendedores de un producto, debemos encontrar quién son
nuestros clientes potenciales (las empresas) y tenemos que conseguir llegar
hasta ellos, a menudo a través de sus propios contactos y cualquier persona a
la que puedan acudir para preguntar “Oye, ¿tú no sabrás de alguien que sepa
hacer X / tenga formación en Y / tenga experiencia en Z?” y que pueda darles
nuestro nombre.
Algo parecido a esto se le llama relaciones informales o,
hablando en plata, enchufes. Como curiosidad, nuestro país tiene el índice mas alto
de contratación por esta vía. Esto es muy bonito cuando te toca a ti pero
seamos realistas, no es muy serio.
A lo que vamos, tenemos
que lograr que a nuestro cliente potencial le llegue información de nuestro
producto a través de los contactos comunes (sean cuales sean) que podamos tener
(incluya aquí esto tan moderno de las redes sociales).
Esto significa que cada
vez que abrimos la boca, transmitimos información sobre nuestro producto y la
persona que tenemos delante se está llevando una impresión sobre nosotros e
información sobre lo que hacemos y cómo somos… y ay! no sabemos a quién puede
conocer. Es decir: cada contacto que hacemos es una entrevista de trabajo en
potencia.
No una entrevista estándar, con las preguntas habituales, en el
entorno que conocemos… pero es una entrevista de trabajo
porque esa persona puede ser a quien tu cliente potencial, en un momento dado,
le pregunte el famoso: “Oye, ¿tú no conocerás a alguien que…?”
Esto es lo que se llama
“posicionar tu marca personal”, que así dicho suena súper
complicado, pero es algo que naturalmente llevamos haciendo más años que la
carracuca aunque sin ser conscientes de ello.
En resumen, Alerta! Nos
están observando!
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