Un carpintero me había contratado para que le ayudase a reparar una vieja granja, y ya habíamos terminado nuestro primer día de trabajo.
Su cortadora eléctrica se había estropeado y había perdido más de una hora de trabajo en intentar arreglarla, por otro lado su viejo camión se negaba a arrancar.
Mientras lo llevaba a su casa en mi coche, el carpintero se sentó en silencio.
Una vez llegamos a su casa, me invitó muy cordialmente a pasar a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo unos instantes frente a un pequeño árbol, tacando las puntas de las ramas con ambas manos.
Cuando la puerta se abrió ocurrió una sorprendente transformación, su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su amada esposa. Luego de compartir un refresco con ellos, el carpintero me acompaño a mi coche, y al pasar por el pequeño árbol, sentí la curiosidad de preguntarle acerca de lo que había hecho hacia unos instantes antes de entrar.
Autor desconocido.
Hemos podido ver una gestión muy eficaz de los espacios, o de las áreas, "dejo" mi área profesional, para pasar a la personal. Y probablemente muchas veces tengamos que hacer lo contrario, "aparcar" los problemas personales antes de entrar en nuestro trabajo. Tener esta capacidad nos facilita mucho nuestro día a día.
Si, muy necesario, lo voy a poner en práctica.
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS
Me alegro, nos informas con los resultados.
ResponderEliminarInteresante historia! A veces tomar distancia de los problemas es el mejor jarabe contra aquellos pensamientos reactivos que nos amargan el día. ¡Somos dueñas de nuestras circunstancias!
ResponderEliminarLa capacidad de gestionar los problemas es una habilidad que mejora nuestra vida profesional, social y personal.
ResponderEliminar