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jueves, 12 de abril de 2012

EL VALOR DE UN BUEN EQUIPO

Soy de la opinión de que los logros en la vida no se consiguen de manera individual aunque el nivel de esfuerzo si lo sea.  Nuestro equipo puede ser desde nuestra propia familia a nuestros compañeros de trabajo. Tan importante es el apoyo de unos como de otros, crear una familia en el trabajo y una organización en la familia es para mí una de las claves de una vida sana personal y profesionalmente.

No es nada fácil elegir y gestionar a un equipo. Imaginad ahora que sois los responsables, algunos quizá lo seáis, y que debéis formar un equipo sólido ¿Qué os engancha de una persona para querer trabajar con ella? Su formación, su experiencia o por el contrario, sus habilidades personales, su capacidad de adaptación… encontrar el equilibrio resulta en ocasiones más que complicado.

Para que un equipo funcione es necesaria la diversidad, aunque pueda parecer un hándicap, contar con diferentes opiniones y maneras de ver la misma idea siempre es positivo. Tener una visión de unidad y nunca de individualidad, incluir la palabra “nosotros” desde el primer momento y que exista una comunicación diaria entre los miembros independientemente de su posición. Evitar siempre la fuente principal de muchos problemas que es la falta de información, tener reuniones semanales en la que se expongan con claridad y naturalidad los posibles obstáculos que van surgiendo. Es la mejor forma de no dar pie a rumores y de gestionar conflictos.

En definitiva es crear una red de confianza, un equipo cohesionado es siempre un equipo eficaz. Voy a plantear un ejemplo, un equipo ya formado  precisa de una nueva persona. ¿Cómo ponerse de acuerdo? ¿Qué valora cada uno? ¿Cómo acoger a esa nueva persona para que se sienta integrada? Estos serían algunos de los interrogantes más comunes ante una toma de decisiones. Mi opinión es siempre valorar a la persona en la entrevista por sus habilidades y ver su formación en un periodo de prueba de varios meses. Prueba o prácticas no significa estar aislado o realizar tareas de menor relevancia, prueba es estar al nivel del resto con las obligaciones y responsabilidades propias de una persona que no domina el trabajo que realiza.

Acoger al nuevo miembro como uno más, alejarse de la idea de competencia o rivalidad, potenciar a cada uno sus puntos fuertes y tener claro que necesitamos de los demás para crecer y que, para que un equipo sea bueno deben existir las tres C: confianza, cohesión y comunicación.

Me despido ya de vosotros, mi etapa de prácticas en Aldalan finaliza y quiero aprovechar para mostrarles mi agradecimiento públicamente. Gracias a cada uno por haberme hecho sentir una más desde el primer día, sois desde luego, un equipo fuerte. Gracias también, por haberme dado la oportunidad de expresarme  libremente en este espacio y por haber compartido vuestro trabajo con una sonrisa. Me llevo vuestras ganas de mejorar, vuestra capacidad de trabajo y vuestra manera de cuidar a las personas con respeto y educación.

Ojalá nos reencontremos muy pronto…

Laura Díez.
Laura yo creo que hay algunas relaciones que no acaban sino que se transforman. Empezaste con nosotros a través de prácticas, para todos/as te has hecho un hueco como colaboradora, y consultora, por tu profesionalidad. Y se que ahí no se ha acabado se seguirá transformando tu relación con Aldalan.
Un abrazo, de tu equipo de Aldalan y del mío propio Nadia Maestro





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