Uniéndolo con nuestra entrada de la semana pasada, la resiliencia en los sistemas tecnológicos es la capacidad de un sistema de soportar y recuperarse ante desastres y perturbaciones.
En Medio Ambiente es: la capacidad de un determinado sistema en recuperar el equilibrio después de haber sufrido una perturbación.
En el ámbito humano y psicológico es: la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite, sobreponerse y además salir fortalecido; la capacidad de un individuo para sobreponerse a períodos de dolor emocional y traumas, y además salir reforzado.
A veces la vida nos enfrenta a situaciones que son límites o así lo percibimos; situaciones muy complicadas que pueden superar nuestras capacidades: una enfermedad, una ruptura de pareja particularmente dolorosa, la muerte de un ser querido, el fracaso de una meta personal o profesional, problemas económicos, el desempleo...
Existen diferentes circunstancias que nos pueden llevar al límite y hacer que nos cuestionemos si tenemos la fuerza y la valentía necesarias para continuar adelante. Cuando esto ocurre tenemos tres opciones:
1. Dejarnos vencer.
2. Hacer frente a la situación.
3. Hacer frente a la situación y salir fortalecidos.
Esta tercera opción implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. De esta manera, las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá
y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial.
¿Qué caracteriza a una persona resiliente?
1: Son conscientes de sus potencialidades y limitaciones. El auto-conocimiento es una competencia básica para hacer frente a las diferentes situaciones que nos plantea la vida.
2: Su nivel de confianza. Confían en las sus capacidades y sus recursos. Tienen la seguridad suficiente para afrontar los diferentes restos y obstáculos con los que se pueden encontrar..
3. Son creativas. Piensan y hacen cosas diferentes. Ya lo decía Albert Einstein "Si quieres resultados distintos no hagas siempre lo mismo".
4. Practican el mindfulness o conciencia plena. Hábito de estar plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tienen una gran capacidad de aceptación.
5. Son flexibles ante los cambios y al mismo tiempo tenaces para conseguir sus objetivos. Se adaptan a las diferentes situaciones y muestras un alto nivel de constancia para conseguir sus metas.
Se puede pensar en la resiliencia como algo parecido a viajar río abajo en una balsa. En un río, podemos encontrar rápidos, virajes y al mismo tiempo aguas lentas y áreas poco profundas. Este viaje irá mejor si es guiado por un plan, una estrategia que considere funciona para usted y si conoce sus recursos para poder hacer frente a él, además de ser tenaz por conseguir la meta de finalizar su viaje.
La perseverancia y la confianza en su capacidad para evitar los obstáculos puede ganar valor y perspicacia al navegar con éxito en las aguas embravecidas. .Puede bajarse de la balsa y descansar en la orilla del río. Sin embargo, para terminar su viaje debe remontar la balsa y continuar.
Como hemos visto una persona resiliente tienen una serie de características determinadas, características o competencias que si no se tienen en los genes (puede haber una tendencia genética) se pueden adquirir a lo lago de la vida.
Es más; normalmente la persona resiliente no nace sino que se hace. Ésta se aprende en un proceso que requiere tiempo y esfuerzo y que compromete a las personas a tomar una serie de pasos.
Esto nos indica que todos podemos ser resilientes, siempre y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y creencias.
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