Cuando estaba en el último curso de carrera, Psicología, una semana antes de las navidades, uno de los profesores mejores que he tenido, acabo la clase diciendo: Utilizad la psicología para hacer más felices a los demás estas navidades.
Digo uno de los mejores profesores porque además de dar las áreas que yo consideraba más propias más inherentes a la auténtica psicología o áreas que debían estar en el profesional de la psicología, era un claro ejemplo de ello. Todo lo que decía lo transmitía porque lo hacía, lo vivía y lo sentía.
Volviendo al teman; Una frase que se me quedo grabada y presente día a día. Me pareció tan importante aquello que dijo, y el peso que dio a nuestra formación; lo que estábamos estudiando servía para lo más importante la felicidad de los demás y la de uno/a.
Con el tiempo veo que tras 4 años de carrera, porque a mí me toco la época de la licenciatura en 4 años, es una de las cosas que más presente tengo y la he llevado conmigo y de ella he hecho eco a las personas de mi entorno personal y profesional.
Considero que el término de psicología es muy amplio, y aunque el que lea esto no sea psicólogo, psicóloga... incluso nunca haya leído un libro relacionado, sabe hacer felices a los que están a su alrededor.
Porque al final todos conocemos a los que tenemos cerca, sabemos que les gusta y que no, y estos días los podemos aprovechar para empezar a sacar de nosotros esa capacidad no sólo de ser felices nosotros (no sólo o no tanto) sino que también ayudar y prestar atención a las personas que tenemos cerca. Hablo de prestar atención porque cuando hablamos de la época de navidad pensamos en regalos, pero puede haber otras mil maneras, y diferentes , sorprendentes de sacarnos de la rutina y por un momento cambiar las cosas.
El otro día en el nuevo libro que me estoy leyendo de Jorge Bucay menciona que lo que soy y lo que tengo es lo que llevo "encima". Lo que se puede perder, robar… no es propiamente mío.
Hoy al hilo y en referencia a las relaciones que tenemos con los demás, venía leyendo que a las personas hay que quererlas como son . No podemos querer a alguien por su posible potencial, o por lo que nosotros consideramos que puede llegar a ser, si no por lo que es él/ella y en este instante, sino no le estamos queriendo a él/ella.
Disfrutemos aunque sólo sea por un momento de estos instantes, de estos días que nos llegan y de las personas que están en este momento con nosotros, de los que nos acompañan y hagamos que disfruten los demás, nos sentiremos mejor que nunca.
Esto es sólo un paso para seguir cultivando esta habilidad y esta potencialidad, en el día a día, ya que todos los días deberían tener algo especial y para ello es necesario muchas veces recordar el poder del ahora, disfrutar cada instante.
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